Estoy en Cuenavaca, hacía meses que yo no venía por estos rumbos... se siente raro... no del todo mal, no del todo bien. Creo que esta ciudad siempre me recordará a mis primeros dos grandes amores, quizá más a Kaninchen que a Borrego, pero ese hombre de cabello negro esponjoso también marcó hondo mi vida.
De cualquier forma, yo ya no los veré, esta ciudad tan sólo huele a recuerdos (algunos plasmados en mi primera novela), con suerte en unos años su tinta se haya borrado de mi memoria.
YoSabina
Esa tinta no se borra te lo digo yo.
ResponderEliminarPffft... ¿de verdad? Entonces tendré que dejar de ir a esos rumbos o quizá enfrentar a los fantasmas sea lo más adecuado.. yo no sé.
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