No voy a olvidar jamás tu nombre

Ella se encontraba sentada en la silla que siempre le pareció incómoda, esa con funda naranja, con acabado supuestamente rústico. Tenía en la mano una pluma y debajo de la pluma había una hoja rayado en la que se iban creando letras que más tarde se convertían en palabras. Escribía con cierta constancia pero cada determinado tiempo se detenía para mover un poco la muñeca, no quería que se le cansase y después ya no pudiera continuar escribiendo. Había muchos libros abiertos sobre la pequeña mesa y ella pensaba que debería de tener una mesa más grande, después volteaba a ver la sala y pensaba que no habría forma de que una mesa más grande cupiera en dicho lugar. Tenía en sus oidos los audifonos y el i-pod reproducia canciones de una de las bandas que le gustaban mucho. Ese día ya había derramado unas lágrimas, pero habían sido discretas y no se habían hecho notar. Ella sabía muy bien que no es correcto llorar frente a otras personas, no gana nada el que apela a la compasión. Estaba escribiendo y sintió un golpe detrás. Sabía bien que había sido. Era el peso de las acciones que los últimos tres años había estado cometiendo. La canción decía "I don't think I can know anyone but you dear" ... pero ella recordó la vez que él le dijo al oido "I don't think I can love anyone but you dear". Los ojos se le llenaron de lágrimas, aún ahora, cuando está escribiendo en una computadora y no más con la pluma negra que tanto le gusta, tiene los ojos llenos de lágrimas, esas lágrimas traviesas que se quieren escapar y recorrer su rostro junto con el tropel de emociones tristes que las acompañaran.

Ella sabe que él nunca va a dejar de ser parte de ella. Va a irse a dormir con la esperanza de verle.

YoSabina